Como mimando recuerdos acaricio tu pelo, mis dedos sientenlas fibras mas finas hasta lo mas profundo, cediendo a la fuerza que atrae a mi mano hacia el ciego latir de esas caricias hipnoticas donde el calor de tu piel y la friccion de nuestros cuerpos lo son todo.
Sabios en el frio de Islandia tan tierno como sereno supieron descender sin quemarse en los abismos de la tierra y construir senderos ocultos a los ojos distraidos de esos turistas siempre crueles e inocentes.
Submundo de volcanes que escupen sus pasiones con furia y sin culpa en la tierra de los colgados, en la vasta tierra sin nombre donde seremos islas inmaculadas. Habitadas, tal vez, por tortugas y dragones, pajaros y serpientes. Y los naufragos, sin rumbo, encuentren en sus cavernas los miedos y desafios, las victorias y las verguenzas, de sus propios ojos, reflejados en los charcos, donde sus rostros deformados les sonreiran sin tregua hasta en los amaneceres mas desoladores.
Si, he sentido tu rostro en mi mano, tu mano en mi pecho, mi pecho en tu mano. He sentido y siento que cuando se va tan profundo se sale del otro lado dado vuelta, con la cabeza en el piso, con los pies en el aire. Una sensacion loca, indeed.
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