viernes, 12 de agosto de 2011

el mar, la salvia


Alcance a ver apenas una punta,
del hielo mas hondo,
que se fue flotando,
destruyendo barcos y marinos confiados.

Nos vimos unas cuantas veces
nos brillaron los ojos en el fuego de los astros,
en los incontables rincones donde algunas veces nos reconocimos,
chupamos tan fuerte la salvia, la sangre eterna.

Me diste entre caricias los besos mas profundos jamas,
nuestras lenguas aprendieron a conocernos muy bien,
y nuestros ojos, de fuego, los astros, la salvia.


Ni las violentas olas que nos separan me duelen,
ni el calor, ni el orgasmo, ni el invierno.
Yo ya te guardo en un lugar donde nadie puede tocarte.

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